Dr Fernadno Kishida
Introducción:
El tumor carcinoide se incluye
dentro de los tumores malignos epiteliales, pertenecientes al sistema APUD. Se
clasifican en 4 grupos: típicos, atípicos, carcinoma neuroendocrino de células
grandes y carcinoma de células pequeñas. Generalmente suelen ser asintomáticos
o dar síntomas neuroendócrinas (cushing, carcinoide).
Caso clínico:
Paciente de sexo femenino de 69
años con antecedentes patológicos personales HTA, dislipidemia, y antecedentes
quirúrgicos sin importancia. Medicación habitual: corbis 5 mg, atorvastatina
10mg, clonazepam 0,5mg. Consulta por cuadro de hematoquecia recurrente,
constipación. Se le solicito VCC que informa: frente a válvula ileocecal se
observa pólipo plano elevado de 30
mm (adenoma tubular con displasia de bajo grado). Se le
solicita TAC tórax, abdomen y resalta el hallazgo incidental de un nódulo
pulmonar solitario de 1,5 cm
en lóbulo pulmonar inferior izquierdo. Se decide realizar PAAF con resultado
positivo para células neoplásicas. Dado el hallazgo se solicita PET scan que
resulta en una lesión pulmonar izquierda única. Se decide realizar una
lobectomía pulmonar inferior izquierda. (Anatomía patológica: tumor
neuroendócrino central, carcinoide típico bronquial, margen quirúrgico
bronquial libre de neoplasia. Pleura sin compromiso neoplásico.
Discusión:
Los tumores carcinoides
constituyen aproximadamente 5% de todas las neoplasias primarias malignas del
pulmón, ocurriendo con igual frecuencia en ambos sexos, con un pico de
incidencia en la 5ta década de la vida. Se localizan 10% en bronquios
principales y 75% bronquios lobares y 15% periféricos. La clínica asociada con
este tumor depende de la localización. Los tumores periféricos suelen ser
asintomáticos, los centrales producen síntomas de obstrucción bronquial siendo
la tos, hemoptisis y la infección recurrente, o ser hallazgos casuales como en
nuestro paciente. La resección quirúrgica del tumor es el tratamiento de
elección, especialmente la lobectomía. El
pronóstico luego de la cirugía se basa, no sólo en la localización primaria del
tumor, sino también en la extensión de la enfermedad y las características histológicas. Las
formas típicas presentan un buen pronóstico con una supervivencia a los 10 años de un 90% y en las formas
atípicas la supervivencia a los 10 años se reduce 25 a 60%.
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